Desde el 1 de septiembre de 2015, todo el algodón que utilizamos para los productos IKEA proviene de fuentes más sostenibles. En IKEA, todo el algodón es reciclado o está cultivado con menos agua y pesticidas, al mismo tiempo que se aumentan los márgenes de beneficio de los agricultores. Elegir algodón sostenible significa colaborar con nosotros para mejorar la calidad de vida de las familias de los agricultores, desde facilitarles el acceso al agua potable hasta fomentar la escolarización de sus hijos.
 


Algodón cultivado con mimo para cuidar lo que te importa

El algodón es uno de nuestros materiales más importantes. Lo puedes ver y tocar en toallas, sofás, cojines, sábanas, mantas o colchones fabricados con algodón sostenible, cultivado de forma responsable y respetuoso con el medio ambiente y con las pieles más sensibles. Porque cuando cuidas el planeta, estás cuidando lo que más te importa.

Liderando un cambio constante para el algodón

Hace más de una década, IKEA, WWF y otros socios desarrollamos la Better Cotton Initiative (BCI), una organización con la que pretendemos que el uso de algodón procedente de fuentes más sostenibles se convierta en una práctica habitual, asequible y accesible para todos.

 

Como dormir sobre una nube

Disfruta de la ropa de cama fabricada con algodón puro. Un material que transpira, absorbe la humedad y se vuelve más suave con cada lavado. Descansarás mejor porque nuestro algodón es respetuoso con el planeta y las personas que lo cultivan, y además a tu piel le encanta.

 

Trabajamos para que el algodón mejore la vida de las personas. De todas las personas

Desarrollamos y fomentamos una manera más sostenible de producir algodón: menos productos químicos, menos riesgo para los productores y para el medio ambiente. Además, los beneficios se quedan en el hilando, la fábrica y los trabajadores que lo cultivaron, asegurando un mejor futuro para ellos y sus hijos.
 

Y por supuesto, el agua

La gestión del agua es clave para mejorar la producción del algodón. Formamos agricultores para que cultiven con menos agua, ayudando también a las zonas afectadas por la erosión o la sequía. Así, ahorramos agua que puede destinarse a regar otros cultivos, haciendo que la vida en los países productores sea un poquito más fácil.